¿Qué pasa si no pago un préstamo o deuda personal?

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Cuando nos enfrentamos a dificultades económicas y nuestros ingresos no son suficientes para cubrir todos nuestros gastos, es fundamental no dejar de pagar ciertos compromisos financieros, como los relacionados con préstamos e hipotecas, ya que el incumplimiento de las obligaciones financieras conlleva una serie de consecuencias negativas, como comisiones por demora, que pueden ser significativamente elevadas en algunos casos.

Además, no pagar las cuotas de préstamos e hipotecas no es una solución efectiva a largo plazo, ya que resulta en un aumento de la deuda y una mayor pérdida de control sobre nuestra situación financiera. Aunque puede parecer una solución temporal, a largo plazo, el incumplimiento de las obligaciones financieras personales puede acarrear una serie de problemas, como se explicará a continuación.

                     

Consecuencias de no devolver tu préstamo financiero

En primer lugar, el recurso a préstamos personales es una práctica común, pero no es una elección financiera aconsejable. Esto se debe a los altos intereses de amortización, que aumentan la carga financiera mes a mes, reduciendo nuestra capacidad económica. A menudo, es necesario recurrir a la financiación, especialmente cuando se trata de adquirir bienes de alto valor, como viviendas o automóviles.

Intereses de demora

Los intereses de mora, que se aplican cuando dejamos de pagar una cuota del préstamo, a menudo se vuelven inmanejables. Estos intereses se acumulan mensualmente sobre la deuda original y se suman a los intereses estándar del préstamo, lo que resulta en un aumento constante de la deuda.

Cuando contratamos un préstamo, es esencial estar al tanto de los intereses de mora que se aplicarán en caso de impago de alguna cuota, para comprender las consecuencias financieras que esto conlleva.

Reclamación judicial

Cuando se acumulan más de tres meses de impagos, la entidad financiera tiene la opción de iniciar acciones legales para recuperar la deuda, aunque generalmente esperan alrededor de seis meses antes de tomar medidas legales.

Una vez que se presenta una demanda judicial, el proceso queda en manos de los tribunales, que tomarán una decisión basada en el importe y las condiciones del préstamo. En muchos casos, la sentencia resulta en un embargo de los activos del deudor para saldar la deuda pendiente.

Embargo de bienes

El no pago de las deudas personales suele conllevar una de las principales consecuencias: el embargo de bienes. Cuando adquirimos un préstamo, asumimos la responsabilidad de respaldarlo con nuestros activos en caso de incumplimiento. Por lo tanto, si no cumplimos con los pagos acordados, nuestros bienes, como propiedades, vehículos, joyas o incluso ingresos, pueden estar en riesgo.

Es fundamental tener en cuenta que, en algunos casos, se requiere la presencia de un avalista al contratar un préstamo. En tales situaciones, si el titular del crédito no cumple con sus obligaciones de pago, la entidad crediticia puede reclamar al avalista, quien también está en riesgo de perder sus activos si no se responde por el préstamo.

Es relevante señalar que existen bienes considerados inembargables, como herramientas de trabajo o ingresos por debajo del Salario Mínimo Interprofesional. Asimismo, ciertos activos personales, como ropa, muebles o artículos domésticos, generalmente no pueden ser objeto de embargo.

Inclusión en listas de morosidad

Cuando se incumple el pago de un préstamo, la entidad prestamista suele informar a los registros de morosidad sobre la situación del deudor para que lo incluyan en su listado. Esta acción tiene repercusiones más significativas de las que se puedan imaginar, ya que estar registrado en uno de estos ficheros dificulta enormemente la capacidad de obtener crédito o financiación, lo que complica la búsqueda de soluciones para los impagos y la recuperación de solvencia.

Es importante tener en cuenta que, en general, las entidades bancarias no recurren de inmediato a los registros de morosidad. Prefieren, en primer lugar, buscar una solución directa con el cliente. Sin embargo, los prestamistas privados y algunas otras instituciones de crédito pueden recurrir a estos registros. Además, ficheros de morosidad como ASNEF o RAI son accesibles para una amplia variedad de empresas, incluyendo compañías de seguros y proveedores de servicios de telefonía. Por lo tanto, las consecuencias de ser registrado en uno de estos ficheros por falta de pago de deudas personales pueden extenderse más allá de lo que inicialmente se pueda pensar.

La ley de Segunda Oportunidad, una manera de empezar de cero

Cuando las consecuencias de no poder hacer frente a tus deudas personales se vuelven abrumadoras, existe un mecanismo legal llamado la Ley de Segunda Oportunidad que te brinda la posibilidad de liberarte de esas deudas y comenzar de nuevo desde cero.

Para beneficiarte de esta ley, debes cumplir con ciertos requisitos, como haber intentado previamente pagar tus deudas o llegar a un acuerdo extrajudicial con tus acreedores. Además, no debes tener antecedentes penales relacionados con insolvencia y no haber recurrido a esta ley en los diez años anteriores.

La Ley de Segunda Oportunidad es un proceso legal que puede resultar complicado y desconocido para muchas personas, pero cada vez más individuos han logrado recuperar su salud financiera y un nuevo comienzo gracias a esta legislación.

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